martes, 9 de marzo de 2010

Anorexia o bulimia, ¿hay una mejor?

Pareciera que en el mundo de los trastornos de la alimentación todo se reduce a dos extremos del mismo péndulo infernal: anorexia o bulimia. Casi todos los que padecen un TCA han pasado por etapas de una y otra, o por diversas combinaciones de ambas.

¿Cuál es "mejor"? Ambas son un camino a la muerte, sólo que hay diferencias. Yo asocié la bulimia con la muerte inmediata porque una vez fui con mi amiga S. a un grupo de autoayuda para gente con TCA y a las pocas semanas una chica que tenía bulimia falleció de un paro cardiaco por vomitar. La anorexia me parecía un modo más lento, más controlado de morir.

Izabel Goulart, foto de David Sims

La psicóloga con la que hice terapia me decía que la anorexia mata más rápido porque tu cuerpo no recibe ningún alimento, mientras que con la bulimia algo de lo que comes logra quedarse en ti.

No puedo hacer una comparación personal entre ambas porque siempre me ha aterrorizado vomitar. Cuento con los dedos de las manos las veces que lo he hecho en toda mi vida, y ya adulta seguro no llegan ni a las cinco. Nunca me he provocado el vómito, nunca.

Desde un punto de vista, la anorexia te da más sensación de control, te hace sentir más fuerte. Además, muchos santos, sobre todo católicos, han pasado por periodos de ayuno prolongados, por lo que tiene hasta sus tintes místicos. La gente con anorexia suele ser más perfeccionista que el resto de las personas y este trastorno trae consecuencias inmediatas, visibles: la piel reseca, el frío, los calambres, los mareos y los desmayos. En cierto modo, es inocultable. Además, están otras consecuencias quizá más terribles: los cambios de humor violentos, el enojo constante, el aislamiento.

La bulimia es explosiva, descontrolada. Te da la sensación irrefutable de que algo malo está pasando. Tiene que ver con los excesos; las grandes comilonas o incluso bacanales tras las cuales la gente se provocaba el vómito para seguir comiendo. En cierto modo creo que en la bulimia la comida es como una droga: cada vez necesitas dosis más grandes para alcanzar el mismo efecto. Según los psicólogos la gente con este padecimiento suele ser más emocional y manipuladora.

Ten years in the life of Marketa, Jan Saudek

Entre los catorce y los quince años, además de S. --tres años mayor que yo, de quien he hablado aquí y acá-- tuve otras dos amigas con trastornos de alimentación. Una tenía bulimarexia: periodos de ayuno seguidos de atracones y vómito; la otra padecía bulimia "simple" y sencilla, era delgadísima pero se daba unos atracones tremendos y luego vomitaba hasta que sólo salían de su boca jugos gástricos.

Yo siempre vi los atracones como la otra cara de la moneda de la anorexia: era una resistencia desesperada del cuerpo a morir. Aunque parezca increíble, cuando me llegaban a ocurrir simplemente me lo tomaba con calma. Recuerdo por ejemplo haber comido dos paquetes de galletas de nuez y un litro de leche luego de una comida normal. Tras eso me sentía demasiado llena, pero tampoco me daba culpa: llegué a pasar hasta ocho días ingiriendo sólo agua y chicle sin azúcar. Además, mi estómago estaba tan encogido que mis atracones no eran monumentales.

Anja Rubik, foto de Miguel Reveriego

Creo que todas las personas que tienen bulimia han deseado en algún momento tener anorexia. Del otro lado, a mucha gente con anorexia le gustaría darse los atracones que caracterizan a la bulimia.

No importa si codicias la anorexia, si eres una anoréxica "perfecta", pura; si tu relación con la comida es de amor-odio, o la bulimia te tiene hundida. Todos los caminos acaban igual: en el vacío, en la muerte.

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Nota para inefable: Cambié un poquito la entrada después de leer tu comentario. Supongo que no hubo mala fe, sino quizá un exceso de sinceridad. Al fin y al cabo, yo siempre me incliné por una y no por otra. Pero como sabes, espero no hacer apología de nada.

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