sábado, 25 de agosto de 2007

Yoga

Siguiendo con el tema de la recuperación, quisiera hablarles de algo que a mí verdaderamente me salvó, y me ha ayudado incluso más que la terapia, porque los resultados son inmediatos y constantes: practicar yoga.
El hatha yoga es un tipo de yoga conocido por su práctica de asanas o posturas corporales. Significa unión de los opuestos. Es uno de los métodos de yoga más difundido en todo el mundo y su finalidad es preparar el cuerpo para la meditación.
Ayuda a mejorar la postura y la concentración, y también a manejar el estrés y la tensión a través de técnicas de respiración y relajación.
A mí me ha servido para conocer mi cuerpo y sentirme más a gusto con él, para sentirme más "en casa", menos encerrada.
Foto: Lorenzo de Quirós
Además, el yoga es una disciplina integral, que ayuda a la unión del cuerpo y la mente. O sea que lo recomiendo bastante para quienes padecemos TCAs.

La terapia, ¿qué hace que funcione?

Nunca me ví a mi misma haciendo terapia. Mucho menos después de los fracasos en distintos intentos... Pero cumplo un año (menos los meses del viaje) de estar en terapia, y puedo decir que realmente funciona.
Al menos a mí me ha ayudado para ser un poco menos dura conmigo misma, para permitirme sentir antes de pensar, para aprender a validar lo que siento, para reconocer mis errores, para perdonarme un poco y reconocer las causas que hay detrás de la anorexia.
Sigo creyendo sin embargo, que la terapia no es para todos. Pero a veces es agradable sentir que no estás solo, contar con un poco de ayuda y una guía. Para mí lo que me convenció de quedarme con mi terapeuta fue su respuesta sencilla a mi comentario de que después de todo ella era sólo una desconocida: "Sí, pero también yo he estado del lado que tú estás." Y en efecto, lo ha estado. Anorexia y bulimia por nueve años la hacen comprender.
Ahora bien, ¿qué hace que funcione un proceso terapéutico? Yo creo que son varias cosas, pero primero que nada, creo que las ganas de que funcione. Segundo, la confianza. Claro que para confiar debes asegurarte de estar en manos de un profesional bien capacitado. Tercero, la paciencia y la perseverancia. A veces, sobre todo con terapia cognitivo-conductual o psicoterarpia se pueden ver resultados rápidos. Pero también llegan momentos de estancamiento, y hay que ser paciente con eso, y estar siempre dispuesto a trabajar duro con las cosas que nos lastiman. Y cuarto, tener en mente que, como me dice una amiga con formación de psicoanalista, al final lo que cura es la relación humana.

Si hay algunos de ustedes que vivan en la Ciudad de México puedo recomendarles a mi terapeuta... si no, les deseo en verdad suerte con su búsqueda.

Vuelta del viaje

Por fin de regreso de un largo viaje, hasta el otro extremo del mundo. Las exigencias del nomadismo me llevaron a agradecer por los últimos meses de buena nutrición y la prevención de receterme vitaminas: no me enfermé de nada, e incluso escapé a la diarrea del viajero que el Tercer mundo cobra como cuota de entrada.
Por supuesto, las clases de escalar y de yoga también sirvieron bastante, y al final la experiencia fue extraordinaria. (Para saber más de mi vida que sí es vida click acá. Nadie de ese blog sabe de este. Pero ustedes pueden visitarlo si quieren ;) )
Caminar tantos kilómetros entre plantaciones de té, montañas, orillas de lagos y ríos, costas y desiertos me hicieron sentir que verdaderamente la recuperación vale la pena. Ahora, a seguir luchando por ella...
Foto: Lorenzo de Quirós

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