domingo, 12 de abril de 2009

¿Qué se siente tener anorexia? ¿Qué pasa por la cabeza de alguien con anorexia?

Esta es quizá una de las preguntas que más a menudo se hace la gente que no sabe de este trastorno, o incluso quienes tienen a un familiar, amigo o pareja sufriéndolo. Me ha costado mucho trabajo responder. Creo que, básicamente, la anorexia es sobre control. Te sientes superior porque no necesitas alimento, te enorgulleces de tu fuerza de voluntad, de desafiar a la biología porque "vives" de aire.

Mi chico es adicto en recuperación. Para él es muy fácil definir a qué te haces adicto con las drogas: por un lado a la huida, y por otro a la sensación de bienestar inmediata. En el caso de la anorexia no es tan sencillo. Dejar de comer no produce ningún bienestar instantáneo, más bien hace que las endorfinas desciendan a niveles peligrosos. Sin embargo, sí te anestesia. Te hace menos consciente del dolor que te embarga. También te permite desviar la atención de algo que crees que no puedes resolver a algo que que está al alcance de tu mano: tu cuerpo.

Supongo que la anorexia te hace adicto al deseo de perder peso, de sentirte frágil, de ver que cada vez tu ropa te queda más grande, de notar cómo los huesos se marcan sobre tu piel. Te haces adicto a controlar lo que comes, a la ilusión de creer que también controlas tus emociones, a la sensación de seguridad que se adueña de ti cada vez que saltas una comida. Te haces adicto a la disciplina, a rebasar los límites, a darlo todo. Quizá por eso es una adicción tan difícil de superar.

Tampoco creo que sea como con lo alcohólicos que jamás pueden volver a beber. A diferencia de ellos, quienes hemos padecido un TCA debemos lidiar diariamente con la comida. Y claro, también hay alcohólicos que se permiten beber de vez en cuando. El punto peligroso es cuando empezar a ayunar te sume en el conocido vértigo de querer más, de recordar cuán poco llegaste a pesar y desearlo de nuevo. Entonces es momento de parar.

Por ahora sigo caminando por el filo del abismo sin caer, y hasta podría decir que lo he llevado bien con la comida. Estoy temporalmente sin trabajo, lo cual también me hizo reconsiderar la posibilidad de volver a terapia desde el ángulo económico: es inviable por el momento.
Y sigo aquí, siendo yo, luchando. Besos.

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