jueves, 31 de julio de 2008

La tiranía de lo bello

Quisiera volver sobre el tema de la belleza y sus implicaciones culturales. En este post me enfocaré más a cómo la condición de “deseable” convierte el cuerpo de las mujeres en país ocupado, escenario de violencias interminables. Muchas de estas violencias son sin embargo consideradas símbolo de status, y son una condición ya sea para el matrimonio o para la aceptación y el éxito.

La antropóloga Mónica Tarducci afirma que las pautas de qué es bello o no las establecen quienes tienen poder. Para marcar una diferencia con el resto de las clases sociales se busca algo inalcanzable para las personas comunes; por ejemplo, los pies en las mujeres chinas, que no eran las mujeres comunes, porque con esa tortura no puede llevarse una vida normal.

Desde el siglo VII y hasta principios del XX, las mujeres chinas eran sometidas a un procedimiento cruel para empequeñecer sus pies lo máximo posible. A los cuatro o seis años se les fracturaban los cuatro dedos más pequeños del pie y durante dos años usaban un apretado vendaje que mantenía los dedos rotos apuntando hacia el talón. Este proceso podía llegar a reducir el tamaño de los pies a tan sólo diez o doce centímetros de longitud. Esto empezó siendo un lujo de las clases privilegiadas, pero posteriormente se convirtió en requisito para contraer matrimonio.
Durante el proceso, los nervios de los pies quedaban destruidos. A la larga las mujeres sufrían problemas de columna debido a que carecían de un apoyo adecuado.

Aunque en la actualidad esta deformación de los pies ha dejado de practicarse, hay otro procedimiento mucho más temible al que son sometidas muchas mujeres: la ablación o mutilación del clítoris. Consiste en extirpar el clítoris y los labios menores de la mujer, aunque en algunas modalidades incluye también cortes en los labios mayores. Esta práctica se da principalmente en la zona central de África, pero con la migración se ha extendido a Estados Unidos y naciones europeas como España.

Muchas mujeres mueren desangradas o por infección en las semanas posteriores a la intervención, ya que casi siempre se realiza en condiciones poco higiénicas. Se calcula que actualmente existen 135 millones de mujeres y niñas en el mundo que han sufrido esta mutilación. Su práctica es cada vez más frecuente, y se ha extendido a niñas cada vez menores. Entre algunos grupos este procedimiento es una condición para que la mujer pueda casarse.
Sharbat Gula, retratada por Steve McCurry. Aparece usando burka completa y sostiene la imagen que McCurry tomó de ella cuando tenía once o doce años y fue portada de la revista National Geographic.

Algo mucho menos radical, pero que nos parece abominable a muchos occidentales, es la costumbre musulmana de que las mujeres cubran su rostro con un velo. Sin embargo, como señala Fatema Mernissi, la mujer occidental no es mucho más libre. Mientras que las musulmanas ayunan sólo en el mes de Ramadán, las occidentales lo hacen constantemente sometidas a la esclavitud de la delgadez.

8 comentarios:

Ysabel Velasquez dijo...

Las mujeres siempre hemos sido sometidas a ese iedeal de belleza imposibile que se nos ha impuesto, pero se nos es muy difícil deslastrarnos de estos requisitos culturales, más bien seguimos perpetuándolos por absurdos que parezcan. De nosotros depender romper esas cadenas y rebelarnos, reafirmando que todas somos bellas de una manera especial y única!

Un abrazo y muy interesante el tema!

*~PriNcezAna~* dijo...

REalmente muy interesante el tema q trataste.
Yo creo q mucha d estas cosas se debe a q la sociedad es muy machista y creo q los hombres son los q imponene este tipo d rekisitos.
Es la primera vez q paso por tu blog y realmente me parecio muy interesante!
Prometo leerte mas seguido!
Besotes y Abrazote!

Verónica Medina dijo...

Que buen post, te felicito, siempre me gusta pasar por tu blog porque expones aqui muy buen contentido, con temas muy interesantes.
un abrazo

LiLiTh (NeFeSh) dijo...

Coincido con Ysabel en que las propias mujeres somos culpables de seguir perpetuando estereotipos ridículos, aún cuando sea la cultura machista dominante la que los imponga.
Quizá la recuperación entraña también de manera ineludible liberarnos de esos preceptos que guardamos sobre cómo hay que ser para ser mujer. Debemos comprender que cada una de nosotras tiene derecho a ser su propia definición de "mujer"

ilia dijo...

Hola lilith. En primer lugar decirte que he entrado en esta página porque soy una chica del blog unespejomilventanas, Sandra. La verdad es que me ha sorprendido mucho, no sabía de la existencia de este blog y están muy bien construidas todas las entradas, me gustan mucho los temas que tratas y me he detenido en este, porque es muy interesante y leí sobre ello en un libro precioso: El abanico de seda de Lisa See.
Bueno, muchos saludos y ¡sigue escribiendo! :)

LiLiTh (NeFeSh) dijo...

Hola Ilia, gracias por tus comentarios, palabras así me animan a seguir escribiendo. El libro no lo conozco, pero lo buscaré. Estudié filosofía y me gusta mucho la antropología filosófica, es decir, las ideas que hay bajo ciertas costumbres. Besos.

Anónimo dijo...

interesante,...m dejo pensando,...y con un poco mas de hambre...

LiLiTh (NeFeSh) dijo...

Amellie: gracias linda. Pensar es nuestra mejor arma contra los estereotipos, contra nuestros falsos deberes. Un beso.

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