Para quienes me han enseñado que el mundo sí puede cambiar.
Para Dhanaev, Yomeniego y Oveja Rosa (por recordarme la que fui).
Para ITL, MSP, ACM, MM, y mis otros hermanos de
utopías. Porque con ustedes llegué a ser la que soy.
No sé cuando fue la primera vez que quise cambiar el mundo. Para muchos, este deseo que se transforma en lucha viene indisolublemente ligado a la adolescencia cuando: 1.- Te das cuenta de que el mundo está jodido. 2.- Crees que la situación puede cambiar. 3.- Te da por intentar cambiarlo. Para muchos el fin de la adolescencia significa el fin de los puntos 2 y 3, ante el cada vez más firme convencimiento del 1.
Hace unos meses, una amiga me hizo recordar la primera vez que me plantee seriamente que el mundo tenía que ser distinto de como es. Tenía ocho años entonces, y ahora, que estoy cerca de cumplir los 25 y ya lejos de lo que normalmente se admite como adolescencia, sigo igual de terca en lo mismo. Pienso que el mundo debe cambiar, mucho y de muchas maneras. Esa convicción mueve mucho de lo que hago, desde hacer trabajo voluntario gratuito hasta escribir este blog (y muchas otras cosas que no vienen a cuento).
Tamara en el Bugatti verde, autorretrato de Tamara de Lempicka. Como sintetizó la revista Auto-Journal en 1974, “el autorretrato de Tamara de Lempicka es la imagen real de una mujer independiente que se hace valer. Una mujer libre”.
Conforme pasa el tiempo, cada día me convenzo más de que el mundo está tristemente mal. Digo, basta con abrir los periódicos o ver un noticiario para presentirlo. Sin embargo, contra la experiencia, sigo creyendo que la situación puede cambiar porque conozco a muchas personas que han demostrado que la esperanza es el más necio de los sentimientos: Activistas que perdieron a sus parejas en los 60 bajo las balas del poder, exiliados que tuvieron que dejarlo todo para salvar la vida, madres de desaparecidos políticos, señoras de ochenta años que cada día toman su bolsa de mercado y salen, con su reuma y sus achaques, a enfrentar al mundo con una sonrisa. Amigos que, pese a los guiños del poder, las vueltas de la vida y la edad, no dejan de ser críticos. Todos ellos son mis héroes.
Y entre mis héroes y heroínas cuento también a varios hombres y mujeres que se han recuperado de un trastorno de la alimentación o una adicción. A ell@s los admiro porque al final un TCA o una adicción son producto no sólo de tonterías de adolescencia, "modas" o algo semejante; son producto de nuestra sociedad con sus estereotipos, enfermedades, traumas y decadencias. Son un síntoma del "malestar" de nuestra cultura que se revela en sus miembros más sensibles. Y quienes se han recuperado dan testimonio de algo valioso: el mundo (al menos nuestro mundo particular) sí puede cambiar. Ellos son pruebas vivas de ello.
4 comentarios:
Querida Lilith:
(Antes de nada agradecerte el "para..", siempre es linda una dedicatoria tuya)
He leido y releido, buscando entre las líneas, comillas, mayúsculas y minúsculas, y en efecto, me encontré tras y con ellas.
En fin, creo que yo también estuve maldiciendo las noticias asesinas, del telediario matutino.
También pensé en ofrecer todos mis esfuerzos hacia un pequeño logro. Odié como tú, grité ante lo injusto. Y tal vez inicé esta lucha contra mi misma, pensando en crear un mundo mejor.
Y lo mejor de hoy ha sido encontrar lo heroico, en tus palabras. Cercanas, cálidas. Haciéndonos eco de tu presencia, en firme y con fuerza.
Un abrazo
Dhanaev: Linda, creo que de eso se trata, de ofrecer todos nuestros esfuerzos por un pequeño logro. Como me dice mi chico, cambiarse uno mismo es también cambiar el mundo.
También a mí me ha llegado el calor de tus palabras. Un abrazo hasta donde estés.
Querida Lilith, soy española.
Cuando hablo de mis "maldiciones" me refiero en general a un mundo, que se está volviendo cada día más cruel y caótico. No conozco mucho del mundo, pero intento conservar mi memoria histórica conocer noticias de otros lugares.
En mi país, actualmente la violencia, no es excesiva, pero por desgracia existe. (Me refiero a una banda terrorista).
Tus palabras han surcado bien el océano, para llenar mis ojos.
Besos cielo ;)
Hola Lilith, pásate por mi blog Miss Periodista que te otorgué un premio al Esfuerzo Personal!
Saludos! Ysa
Publicar un comentario