viernes, 26 de octubre de 2007

Ni soy perfecta ni eres Adonis

Segunda cosa de la que me enteré: que cuando empezamos yo no le gustaba. De hecho por ese asunto una vez protagonizamos una escena horrible en la playa. Llevábamos una semana durmiendo sobre la arena, arrullados por el mar. Era perfecto, salvo porque no teníamos agua corriente y yo no podía lavarme la cabeza. Y con eso de hacer el amor en la playa, mi pelo era un desastre. Le pedí que por un día comiéramos en lugar donde tuvieran regaderas para poder bañarme bien, pero se negó porque la comida era mejor en otro lado. A cambio, se ofreció a servirme como regadera arrojando el agua sobre mi espalda. Pero mientras me bañaba me dijo "Deberías ponerte a hacer ejercicio". Hoy sé que lo dijo porque me vio demasiado flaca, pero en ese momento ni siquiera sé explicar lo que sentí. Sólo sé que lloré por varias horas y después casi no quise salir, mucho menos ponerme traje de baño. Al regreso tomó unos días que lo dejara verme desnuda de nuevo.

Al final, eso pasó. Digo, mi principal problema nunca ha sido la imagen frente al espejo. Pero esto me lleva a la cuestión de cómo nos afecta la percepción de la gente que nos rodea sobre nuestro cuerpo.

Tal vez en cierto modo soy muy poco para él. Y no lleno sus expectativas: no tengo pechos y estoy muy flaca para sus cánones. Tal vez no soy la mujer buenísima que te imagina le corresponde, quizá lo piensa así porque nunca se ha mirado al espejo con honestidad, o tal vez porque el machismo que lo hace ver a la mujer como símbolo de status, para compensar sus inseguridades, para presumir.

Y sé que no soy la única que padece esto. ¿A cuántas mujeres no las ha destruido un comentario de alguien que aman?
Y así y todo soy, y quizá siempre sea lo mejor que te ha pasado en la vida.

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