miércoles, 24 de febrero de 2010

Tan frágil que nadie se atreva a hacerte daño

Supongo que nunca quise tanto ser hermosa o ser delgada en sí como verme frágil. Por eso me pareció tan acertada la idea del título que tomé del blog Save Me de Angelito.

Para el promedio de mi país soy alta: 1.66, que alcancé desde que tenía catorce años (en realidad llegué a medir 1.68, pero como a esa edad empecé a sufrir de anorexia perdí dos centímetros de estatura, que es algo relativamente frecuente en quienes sufren el trastorno cuando están en desarrollo).

De mis amigas soy la más alta y en la universidad recuerdo mirar anhelante los micro pantalones de mis amigas que medían 1.50. De hecho, una de ellas hizo alguna vez un comentario sobre lo anchas que eran mis piernas en comparación con las suyas. Sin embargo, aunque había catorce centímetros de diferencia entre ambas yo sólo pesaba tres kilos más que ella.

En la foto, Audrey Tautou

Mucho de lo que perseguía con la anorexia era verme frágil, mostrarle a la gente a mi alrededor que no era tan fuerte como otros me veían, decirle a mi familia, a mis maestros, a mis amigos: ya no puedo más. Ser tan frágil que en efecto, nadie se atreviera a dañarme.

No creo que la anorexia te haga hermosa, al contrario, te de un halo de debilidad y hasta de enfermedad. Recuerdo que cuando alguien me tomaba de los hombros (soy sumamente delgada de la cintura hacia arriba, aún hoy a veces me queda la talla cero) y me decía "siento que te voy a quebrar" por dentro me decía que eso era justamente lo que quería transmitir.

No sé por qué muchas veces fui incapaz de verbalizar o expresar de alguna otra forma que me sentía vulnerable, pero para mí la delgadez era la forma perfecta de que los demás se dieran cuenta que me estaba derrumbando.

Foto de una figura de cristal en Venecia, de Malachica.

Aún ahora siento a veces el deseo desesperado de verme frágil, de sentirme tan ligera y tan pequeña que todos tengan el deseo de protegerme. Pero justo cuando siento el vértigo de querer bajar de peso, me pregunto qué cosas de mi vida son las que me frustran, las que quisiera cambiar, y trato de trabajar sobre ellas.

La feminidad es asociada tradicionalmente con la debilidad. Pero debemos descubrir que ser capaces, independientes y fuertes no nos hace menos mujeres. Que ser mujer es más que encajar en un estereotipo.

jueves, 4 de febrero de 2010

Quiero tener anorexia. Alcanzar la perfección

Muchas chicas hablan en sus páginas de la "perfección" que persiguen con la anorexia. O dicen "Quiero tener anorexia, quiero ser anoréxica para llamar la atención de tal chico, para entrar en tal vestido, para ser hermosa, para ser feliz...".

Más allá de que la perfección es un estado inalcanzable, de búsqueda constante y que también es subjetivo, quisiera hablar de la "perfección" que se alcanza con esta enfermedad.

Mi amiga S. tenía dieciséis años cuando empezó a sufrir de anorexia. Medía 1.75, tenía el cabello rubio-castaño rizado hasta la cintura y un cuerpo delgado, atlético y bien proporcionado. Era la capitana del equipo de basquetbol de su escuela, y había trabajado algunas veces como modelo para catálogos de ropa.

Pintura de Alex Kanevski

Pronto, la enfermedad la dejó en los huesos. Las curvas de su cuerpo desaparecieron, la piel se le puso reseca, las uñas violáceas, los labios partidos. Tuvo cáncer de estómago y su salud y su cuerpo nunca volverán a ser los mismos, quizá nunca pueda tener hijos. El brillo de su piel y de su pelo se fueron definitivamente, también mucha de su masa muscular.

La gente con anorexia normalmente tiene un alto grado perfeccionismo, por lo cual es difícil que llegue a verse a sí misma perfecta... siempre algo empaña la imagen, siempre hay algún defecto.

Sin embargo, la imperfección es algo inherente al ser humano: somos un cúmulo de virtudes y errores que sin embargo, pueden resultar tan perfectos como se puede llegar a ser.

Perfección no es sinónimo de delgadez, ni una meta a la que se llega dejando de comer o vomitando. Perfección es una forma de mirar, una aceptación total de lo que somos y de lo que los demás son. ¿No son acaso perfectos un árbol, una flor, un atardecer, un gato?

Obra de Arturo Rivera

La anorexia y la bulimia no te acercan a la perfección. Son enfermedades que se nutren en el secreto, en la angustia callada, en una represión de emociones, en un crecimiento interno de la infelicidad y la vergüenza. No te hacen ser una princesa, sino que te llenan de desconsuelo, desesperación y un continuo sufrimiento.

¿Esa es la perfección que quieres?

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